viernes, 5 de diciembre de 2008

CÁCERES, SIN INDUSTRIA CULTURAL

Cuando escribo esta columna son las once de la noche del viernes. Acabo de escuchar un concierto de la Orquesta de Extremadura. En el Gran Teatro había unas 350 personas, algo más de media entrada. En Badajoz tocan el sábado. Habrá lleno hasta la bandera, como siempre. La orquesta 'reside' en Badajoz, pero aquí tenemos la Escuela de Arte Dramático y tendremos la Ciudad de la Cultura, cuyo proyecto, por cierto, orienta una empresa de gestión cultural de Mérida. Estoy algo agobiado. El lunes tengo que entregar un libro. Me lo ha encargado un grupo editorial de Badajoz. Esta mañana he estado en un programa de televisión. Lo hace una productora de Mérida. El domingo ponen en Canal Extremadura un programa de vinos en el que participo. Lo grabó una productora de Badajoz. Como tengo que acabar el libro, el sábado no escucharé el postre del Play Cáceres: El Cigala. Por cierto, la productora que llevaba el Play también era de Badajoz. Para rematar la jugada personal, hay una editorial que me quiere publicar un libro con 365 artículos. Es de Mérida. Si les cuento todo esto no es para narrarles mi vida, sino para que se fijen en un detalle: vivo en la que se considera oficiosamente capital cultural de Extremadura y aspira a serlo de Europa. Sin embargo, todas mis actividades culturales las realizo con empresas de Badajoz. Menos mal que nos queda Periférica, la premiada editorial de Julián Rodríguez. La realidad es dura: somos culturales en el nombre, pero la industria del ramo está en Badajoz. Y no digan que todo se lo lleva Badajoz porque hablo de empresas privadas.
Lo que los ciudadanos deberíamos saber es: ¿Quiénes son los presidentes y socios de esas empresas que mueven la cultura desde Badajoz? ¿Cuáles son sus vínculos con la Administración, si existen?

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